Los elefantes nunca olvidan, y eso es lo que le paso a este señor.
Cuando era tan solo un niño, no dejaba en paz a un pobre elefantino, a quien, le ofrecía un dulce, pero cuando el animal se acercaba, el niño se lo comía.
Ya grande, asiste a un desfile en el cual el elefantito (ya grande), le acierta un severo trompazo, en venganza por los malos tratos infantiles.
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