Y bueno, aveces hay que dejar un poquito de libertad a los niños cuando jueguen con sus padres. Como el papa que dejo que su hija lo pintara, le pusiera peluca, y joyas. Pero nunca se imagino que saldría vestido como mujer a atender la puerta, y para su suerte eran unos plomeros que no les falto decir nada, ya que con las miradas lo dijeron todo.
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