A partir del 1 de enero, los espectadores chinos podrán ver sus series favoritas sin el incordio de los anuncios que interrumpen la emisión. Con el fin de «mejorar el nivel de los servicios públicos culturales, proteger los derechos culturales básicos del pueblo y dejar a la gente satisfecha», la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión ha ordenado a las cadenas cesar la emisión de publicidad en medio de los episodios. Los anuncios solo podrán verse, por tanto, antes o después de cada capítulo.
«¿Censura o protección de la audiencia?», se preguntan los expertos. Frente al alivio de los espectadores, anunciantes, agencias de publicidad y cadenas se devanan los sesos para paliar la caída de ingresos. Según los medios nacionales, el canal estatal ingresa al año 1.683 millones de euros por la publicidad en horario de máxima audiencia. Junto a las 34 cadenas provinciales que existen, se calcula que hay unos 2.400 canales repartidos por todo el país que llegan al 98 por ciento de los 1.350 millones de chinos. Tras prohibir las marcas de lujo, las nuevas restricciones llegan después de la reunión del Comité Central del Partido Comunista, que se centró en el adoctrinamiento del «sistema cultural» frente al capitalismo salvaje. / http://www.abc.es/
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